Las estufas de alta gama, gran parte de los modelos de Hergóm, están desarrolladas para operar de forma mucho más eficiente que las estufas tradicionales, consiguiendo reducir radicalmente sus emisiones de partículas a la atmósfera.
Funcionan con lo que se denomina “doble combustión”, es decir, llevan a cabo una combustión a dos niveles: en primer lugar, la combustión de la leña, que libera gases, y en segundo la de esos gases y de las partículas que contienen, antes de que salgan por la chimenea.
En Hergóm ese doble trabajo se consigue con una cámara de combustión especialmente diseñada para ello. Tubos de aire introducen oxígeno adicional antes de la salida de humos para quemar los gases calientes antes de que entren por la chimenea. De esta forma, el humo que sale al exterior contiene una cantidad de partículas sustancialmente menor. A modo de ejemplo: una estufa tradicional puede emitir hasta 100 gramos por hora de partículas contaminantes, mientras que una de doble combustión menos de 3 gramos por hora. Esto se traduce también en importantes ahorros en los rendimientos, en torno a un 70-80%, también en los combustibles, además de una reducción en la acumulación de creosota.